La Madriguera
Carlos Saura
Llevaba buscando una casa-decorado para mi película La Madriguera- leo en mis notas que es el año 1969-, cuando alguien sugirió la posibilidad de una construcción que el arquitecto Carvajal había edificado para uso particular. Yo necesitaba una vivienda que terminara de configurar el carácter de mi protagonista: un ingeniero joven, que dirigía una de las secciones de una fábrica de automóviles en los alrededores de Madrid y que de alguna manera podía ser paradigma de lo que mas tarde se llamó un “tecnócrata”. El hombre es él, más lo que le rodea: objetos, libros, material iconográfico, amigos… y sobre todo una parte importante del hombre es su casa. Nos debatimos entre el enclaustramiento y el desapego: hombre caracol- inseparable de su estructura; hombre cangrejo ermitaño en casa ajena; hombre desnudo que busca cobijo en la naturaleza… Yo veía a mi protagonista como alguien que cuando abandona la fábrica se integraba en un edificio que lo definiera con nitidez: frío, racional, aséptico, ordenado… Pero al mismo tiempo mi protagonista tenía un gramo de locura y una imaginación que todavía no había encontrado su expresión…
La casa Carvajal reunía mis necesidades. Las colmaba incluso. Me sorprendió que en aquel paraje de edificaciones pretenciosamente lujosas, de nuevos ricos, hechas más para “empatar” que para vivir surgiera de la tierra una estructura tan peculiar a modo de “búnker” de la guerra europea.
En una primera impresión la estructura de hormigón se asemejaba a esas increíbles construcciones de guerra que yo había visto en Jutlandia- Dinamarca, todavía incólumes, o aquellas todavía mas impresionantes que servían para guarecer a los submarinos alemanes en Bretaña- Francia. Me recordaban mis juegos infantiles de la guerra, los refugios contra las bombas, la sensación de protección que da una edificación hecha de una solidez tal que es capaz de desafiar terremotos, bombas atómicas; capaz de testimoniar en el juicio final. Pero la casa de Carvajal era- además de “mi búnker”- inquietante, llena de ingeniosidades; casa hacia dentro, casa mediterránea y construcción de estadio de fútbol. Había elementos contradictorios y perfectamente ensamblados en ella. No sé por qué, esa sensación de frialdad que se sentía en el exterior, desaparecía cuando uno se encontraba dentro de la casa. Allí todo era mas cálido. Los patios-jardines interiores hablaban de una mensualidad que huía de sus paredes hormigonadas. De un hormigón infrecuente en aquella época en España; perfectamente terminado, bien ensamblado en sus capas sucesivas por un encofrado cuidadoso, que me recordaba otras construcciones similares que había visto en mis andanzas americanas, y especialmente en un viaje a USA en el que me acompañaron- o acompañé- el arquitecto Antonio Fernández Alba, el escultor Martín Chirino y el neurólogo Alberto Portera. Portera nos llevó a conocer a Louis Khan; fantástico tipo que nos enseñó sus proyectos: un teatro total, la estructura casi mágica de una Iglesia que proyectaba para no sé dónde… Eran los años 60, y los arquitectos eran dioses y pertenecían a nuestra cultura básica Saarinen, Alvar Aalto, Nervi, Mies Van Der Rohe y el omnipresente Wright… Comentábamos sus obras con la misma facilidad que discutíamos de cine francés o de los literatos de moda. Eran tiempos de aprendizaje…
Esta casa de Carvajal es la obra de un visionario, de un introvertido- seguramente tocado por la mística- a caballo entre influencias nórdicas del protestantismo con las ansias luminosas de algunos arquitectos del norte, con las entreveradas oscuridades de los arquitectos del sur que tratan de ocultarse del sol del desierto y de las miradas ajenas.
Esta casa es la vez técnica en su estado más puro y confort interior; casa refugio para aislarse de la humanidad vociferante, para escuchar música, para recogerse místicamente, casa galáctica de cuento de Allan Poe; castillo contra la peste roja…
1 de julio de 1990
La Madriguera
Año 1969
Duración: 102 min.
País: España
Dirección: Carlos Saura
Guion: Rafael Azcona, Carlos Saura, Geraldine Chaplin
Música: Luis de Pablo
Fotografía: Luis Cuadrado
Reparto: Geraldine Chaplin, Per Oscarsson, Emiliano Redondo, Teresa del Río, Julia Peña, Maria Elena Flores, Gloria Berrocal.
Productora: Elías Querejeta P.C / Delta Films
Género: Drama
Sinopsis:
Teresa (Geraldine Chaplin) y Pedro (Per Oscarsson) son un matrimonio sin problemas. Su vida monótona y convencional transcurre en una casa muy lujosa, pero demasiado grande y algo fría. Él trabaja como ejecutivo de una fábrica de automóviles, y ella es ama de casa. Un día reciben unos muebles procedentes de una herencia familiar de la antigua casa de Teresa. Son demasiado aparatosos y contrastan con la línea minimalista y moderna del chalet en el que viven, por lo que van a parar al sótano. Pero Teresa, que los ha contemplado, empieza a tener recuerdos y sueños. La primera noche, como una sonámbula, se levanta de la cama y se dirige al sótano. Su marido, Pedro, la sigue y contempla atónito las charlas que mantiene con su padre. Así es como se entera de que Teresa se casó por imposición familiar. (FILMAFFINITY) Premios 1969: Festival de Berlín: Sección oficial de largometrajes
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